La Inseguridad: Nuestra habitación más oscura

El lugar donde escondemos todos los pensamientos, creencias, sentimientos y experiencias relacionadas que nos hacen sentir inseguros, vulnerables. La inseguridad es nuestra habitación más oscura. Guarda recuerdos teñidos de dolor, vergüenza, culpa, y de otras emociones desagradables que nos cuesta reconocer y aceptar. 

Es un espacio que está fuera del tiempo al que no tiene acceso prácticamente nadie, de hecho, nosotros mismos evitamos entrar. Es un lugar oscuro, que nos provoca rechazo y sudores fríos solo al asomarnos a la puerta. 

¿Qué podemos encontrar en nuestra habitación oscura? Las primeras experiencias de rechazo en el colegio o en nuestro grupo de la adolescencia. Los complejos físicos que nos acompañan desde que comenzamos a estar atentos al espejo o que otros activaron con comentarios fuera de lugar, El examen en el que nos quedamos en blanco o ese bloqueo en una presentación con público. Una actividad que nunca probamos por la creencia de que se nos da mal o ese taller al que no nos apuntamos porque alguien nos dijo que escribir a mano ya no se lleva. La relación que nos hizo desconfiar y dañó nuestro amor propio, El error que cometimos por cansancio o desconocimiento pero que nos persigue y no se nos olvida. Esa prenda de ropa que sigue en el armario sin que nos atrevamos a convertirla en outfit del día. Ese cambio, de trabajo, de casa, de ciudad o de apariencia, que se queda en deseo pero no llega a ser decisión. 

Esta habitación forma parte de nosotros. La inseguridad ocupa un espacio dentro de nosotros. Es un espacio íntimo que no solemos compartir, que sólo expresamos en situaciones límite y con personas que son lugar seguro. Nos da miedo ser juzgados y valorados por lo que hay dentro de ella. No queremos que otros la conozcan, mucho menos, quien podría utilizar su contenido para hacernos daño. 

Negar lo que hay en ella no hará que desaparezca. Desconocer lo que hay dentro no evitará que siga llenándose, más bien todo lo contrario. 

Es posible quitarnos el miedo a entrar en esta habitación.  Puedes convertirla en un lugar donde conocerte, entender comportamientos, aceptarte y sobre todo, aprender cómo cuidarte sin juicios. Para ello, te recuerdo que

  • La inseguridad es la huella de las situaciones de  miedo, dolor o sufrimiento que no queremos volver a sentir. Aunque sea desagradable y a veces poco adaptado, es un mecanismo de defensa y supervivencia. 
  • Todos, absolutamente todos, tenemos inseguridades. No las reconocemos en otros porque, al igual que nosotros, tratan de ocultar o blindar esa habitación para que nadie tenga acceso. 
  • Reconocerte y reconocer a otros tus inseguridades puede ayudarte. Ponerle palabras y expresar tus inseguridades es una herramienta para aceptarlas y que pierdan fuerza dentro de ti. Compartir la inseguridad hace posible también que otros te entiendan, empaticen contigo e incluso se sientan identificados contigo.  
  • La inseguridad es una percepción que “etiquetamos” como una verdad, aunque no lo sea. Como experiencia personal y subjetiva, las inseguridades son solo sensaciones, no realidades pero que se desmontan en cuento las enfrentamos o las compartimos con los demás de manera abierta y honesta.  
  • No podemos controlarla, como ningún sentimiento o emoción, pero sí podemos decidir qué hacemos con ella. Recolocarla, darle luz, enfrentarnos, darle significado… Todo ello nos ayudará a que no se apodere de nosotros/as. 

Visitar en ocasiones esta habitación no es tan terrible como puede parecerte. Es una forma de comprenderte, dar un poco de luz a tus miedos.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Escribir a Laura
Pide tu cita o pregúntanos tus dudas
¡Hola! Estoy aquí por y para tí.
¿En qué puedo ayudarte?